12/19/2012

Todos desean una Musa



Tardíamente y como todos he aprendido que la única moneda que aceptan las musas es la de sangre; Sangre, piel, carne y huesos, a cambio de sus exclusivos servicios. También aprendí que es imposible tratar de olvidarlas, el solo hecho de intentarlo potencia mas su efecto, la balanza se inclina aun mas, toda maniobra empeora las cosas, es tan inútil cualquier intento, como fútil la inacción, y a medida que baja el plato, la deuda empieza a ser lentamente letal.

Todos sabemos que a las hadas no les gusta ser atrapadas, que son imposibles de domesticar, que no desean ningún dueño. Todos sabemos lo feroces que pueden ser cuando se ven acorraladas. Celosas, ciclotímicas e infantiles las hadas albergan tanto poder en envases tan inestables como atractivos y envíciantes, como la peor droga. Siempre estarán dispuestas a inspirar al más atontado, hacerlo soñar, crear y amar.. Pero Como Shylock cobraran su precio despiadadamente sin misericordia y casi sin conciencia. Esto sucede en realidad por qué no son ellas las sedientas de cobrar.. Si no nosotros los obligados a pagarles

Todos desean una musa, hasta que conocen el precio a pagar. Pero a esta altura ya es demasiado tarde. Esa libra cercana al corazón de mutilamiento irrenunciable es un pago muy difícil de hacer, pero imposible de renunciar. Cuanto más tira uno para liberarse más fuerte ajusta la trampa, más baja el plato de la balanza y más nos alejamos de la salida.

Acá esta lo que pague con mi libra de carne. Espero que haya valido la pena.






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