Cayendo por el hoyo del conejo Alicia se cruzó con un
zorro de dos cabezas, este descendía a una velocidad diferente al resto de los
objetos que acompañaban a la niña en su precipitado camino. Tazas, libros, sombreros y
cartas escoltaban ingrávidos a la joven a través del agujero. Alicia paso
velozmente al animal que, con poco de esfuerzo, aceleró hasta ponerse a
la par de la chica. Cuando llegó a su lado, una de sus cabezas preguntó –¿Por
qué caes tan rápido?- Ella respondió –Es la única forma que conozco de caer- Y
mientras encogía los hombros replicó -¿Quiénes son ustedes?- El zorro vaciló
por algunos segundos -¿Ustedes o usted?- preguntó una de las cabezas, que fue rápidamente
interrumpida por la otra –Nosotros somos el destino y el libre albedrio- Respondió.
Para Alicia fue suficiente desconcierto, mas allá de que estaba cayendo sin destino
conocido, la respuesta del animal la dejo perpleja, el asombro invadió su
cabeza dejando todo el contexto de lado, desde ese momento no pudo apartar su
mente del zorro de dos cabezas. Ella siempre se había imaginado a esas dos teorías
como enunciados antagónicos, y de repente estaba frente a ellos, unidos como jamás
se lo hubiese imaginado –Esto es mas imposible que este pozo infinito, ¿Cómo puede
existir uno si existe el otro?, ¿Y cómo pueden, además, ser el mismo sujeto?-
Pensaba Alicia.
-De todas las cosas que me podía esperar nunca, pero
nunca, me hubiese imaginado tal paradoja- Exclamo Alicia sorprendida -¿Cómo pueden
coexistir en un mismo universo, en un mismo planeta, ciudad, parque, agujero,
cuerpo?- preguntó. Las dos cabezas se miraron entre sí, asombradas por el
cuestionamiento de su existencia, de su realidad y después de un breve momento
miraron a la niña y replicaron al unisonó -¿A caso hay algún conflicto que no
nos permita compartir el mismo cuerpo?- La pregunta congelo el cerebro de la
pequeña; Nunca se lo había preguntado demasiado, nunca en profundidad, era un
asunto que para ella se solucionaba en poco segundos de razonamiento “Si existe un destino prepactado, estamos
presos de él, por lo tanto no existe una verdadera elección” Esa reflexión era
el principio y el final de sus discusiones acerca del destino versus el libre
albedrio y aunque dudaba de cuál de ellos era el valido, siempre los pensó como
disyuntos.
Pero la pregunta del zorro y el mismo zorro chochaban
con la teoría de Alicia, destruyéndola en pedazos, haciéndola dudar de si misma
y a medida que iba cayendo siguió pensando y pensando, contemplando la
evidencia de lo que para ella era imposible.
-Incongruentes! Imposibles!, Irreales! Impostores!-
refunfuñaba Alicia, sin quitarles la vista de encima –Quizá era la impotencia de
no poder responderles la pregunta, quizá era porque esa pregunta había disparado
miles más en su cabeza .
Igualmente el pequeño bicéfalo seguía sin comprender
por qué Alicia estaba tan enojada con su naturaleza –Somos uno desde el
principio de los tiempos- comentó la cabeza del libre albedrio –Y lo seremos
hasta el fin de los tiempos- completó el Destino. Las afirmaciones de las dos
cabezas hacían que Alicia se confunda más y mas –Nunca pensé…- titubeo la niña.
–Nunca pensaste lo suficiente- Respondieron las cabezas al unisonó.
-Caemos por que así tiene que ser- dijo una parte.
Y mientras el zorro iba disminuyendo su caída, separándose
de Alicia para perderse en el torbellino de utilería la otra cabeza habló –Caemos
lentamente por que así lo elegimos.-
-Y tu Niña… ¿Por qué caes tan rápido?- preguntó de
nuevo el animal antes de desaparecer confundiéndose entre las tazas gorros y
libros.
Esta vez la pregunta habia cambiado completamente.
5 comentarios:
guauuuu, me encanto la parte de Alicia...
muy bueno
Juliet
tenes madera de escritor, para cuando el libro?
No se si llego a un libro.. quiza a una mesita o a una sillita al menos.. :)
Muy bueno!!
Gracias!!
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