2/04/2014

Capítulo 48 - Salzman y Pablito

En aquella siesta, Salzman soñaba otra vez con la timba de las sombras. Los jugadores mostraban abiertamente las figuras de cada carta, pero mantenían oculto el lomo. El ruso tenia ante sus ojos una mano de seis cartas iguales, grises, batarazas, impenetrables.

La banca jugó su naipe boca abajo. Hubo un murmullo de admiración.

-Gana la casa –anunció el Tallador.

-Todavía no he jugado –objetó Salzman.

-No hace falta. No existe ninguna carta mejor que esta.

El ruso dio vuelta su juego y comprobó que ahora había lomo de los dos lados.

-Todas las cartas son iguales.

Todos rieron y el Tallador arrojó al aire el mazo entero. Llovieron cartones grises sobre la mesa.

-Claro que son todas iguales, por eso usted pierde. Su error es creer que hay diferencia, que los números y los palos significan algo. No se engañe, Salzman: la carta que usted espera no existe.

(Fragmento del libro Cartas Marcadas de Alejandro Dolina)


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