-Ahí esta!. Me susurro Lucho al
oído, según lo que me habían contado era la chica más linda de toda la escuela
y no se habían equivocado. Esquivando las miradas curiosas de toda la población
escolar ella se movía entre una corte de otras chicas que no hacían más que
resaltar su belleza, actuaba como si no supiese que todos la deseaban, no salía
de ella ni una gota de arrogancia, llevaba su hermosura con inocencia lo cual
por su puesto la hacía más bella.
Los ataques de las hordas no
tardaron en llegar y al sonido la primera campanada del recreo ya tenía 15
pretendientes. De su habilidad por deshacerse de ellos nació su apodo
permanente:”la chica de la raqueta” todos los recreos y salidas se armaba
un nuevo match, por un lado una máquina automática de escupir niños cual
pelotitas de tenis y por el otro ella, de vincha y pollerita al mejor estilo
Navratilova devolviéndolos al otro lado del patio, pelotitas nuevas, grandes,
amarillas, rosadas, de goma, de ping pong, cuadradas y hasta incluso algunas
desubicadas de rugby eran devueltas al otro lado de la cancha solemnemente, Mi
amigo y yo mirando todo desde el balcón de arriba, yo… Secretamente resignado
de antemano.
Un giño morboso del destino, como
casi todo ellos, decidió que de la persona de la que se iba a enamorar esta
niña era de un compañero de mi curso, un tipo común… demasiado común. Lo cual
todavía daba más bronca a la muchachada.
-Justo de ese gil... Decía Fede,
el más fachero del curso, mirando al tipo con un odio inexpugnable.
-¿Justo de ese gil?- pensaba yo-
¿por qué no se hacía cargo de su belleza?.. después de kilos y kilos de
evidencia a favor porque no se comportaba con la insolencia y pedantería que su
ser le permitía?. Enamorarse de un pibe común llenaba de rabia a los facheros,
le daba esperanzas a los mediocres en los cuales estaba yo obviamente incluido.
Resulto que su enamorado además
de ser un pibe común resulto ser bastante cobarde, seguramente no se animo a
hablarle por el tendal de muertos que dejaba en su camino todos los días. Fue
pasando el tiempo y las declaraciones de amor hacia ella iban cesando, poco a
poco ya nadie se le arrimaba, sus amigas la dejaban sola, sus amigos no
resistían su dulzura y trataban de saltar el abismo que separaba su
amistad y su corazón, obviamente sin éxito.
De a poco las miradas cambiaron,
ya no la veíamos como objetivo a perseguir ya la dábamos por perdida, todos la
empezaron a dar por perdida, los chicos empezaron a salir con otras chicas no
tan lindas pero infinitamente más posibles y ella se fue quedando sola. Ahora
entendíamos por qué no actuaba con altanería, para ella no había nada de
lo que estar orgullosa, su belleza alejaba a la gente en vez de acercarla,
estaba tan maldita como Casandra. Su mejor arma disparaba por la culata.
Tan linda como ninguna, tan
sola como ninguna.
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