6/27/2013

Untitled (TDE)





La falta de luz hacia florecer el placer. La delicada cercanía permitía fugazmente observarte por los reflejos de luces lejanas, casi negras. Todos los sonidos parecían estridentes al agudizar nuestros sentidos. Tratábamos de complementar lo que habíamos perdido justo cuando más lo necesitábamos. Las sombras de la ventana invadían la pieza, se ramificaban en la pared. Pero esa odiosa luz que provenía desde un farol de calle no saciaba a nuestros ojos que casi ciegos seguían buscándose en ese mar negro.