2/05/2013

Every Right Step



Uno de cada dos pasos me llama a ser prudente, me recuerda insistente, como el péndulo de un reloj indica sin fatiga el paso del tiempo, que no soy inmortal. Cada dos pisadas el pasado me toca el hombro, no es ni siquiera un dolor, no llega a ser un pellizco, tampoco una molestia, pero cada vez que camino en soledad este suspiro de pesar, esta sombra de agonía, me remite a la misma serie de pensamientos; Que debo ser más humilde,  debo ser más noble, No soy irrompible y tampoco infinito así como las oportunidades que tengo. Esta obsesión de mi pie derecho de llevare a la realidad nunca descansa, nunca se detiene, nunca para de gritar. Sos finito, susceptible, sos más pequeño de lo que crees, falible como cualquier ser humano.

Y asi paso de por medio me doy cuenta que solo es accidente que este como actor principal de este cuerpo, de esta vida y de este tiempo.  De repente todo se derrumba, me detengo a pensar que cada uno de nosotros está encerrado en su rol de actor principal, que en el día a día no pensamos que esto se va a terminar. En realidad esa sería una tortura muy macabra. Y como el cerebro tiene la habilidad de borrar de la imagen que vemos a nuestra nariz que sin embargo los ojos captan todo el tiempo, nuestro mismo cerebro en pos de la auto conservación  nos hace olvidar de que tenemos un tiempo demasiado corto en esta vida. Irrepetible y sutil. Y nosotros tontamente desperdiciamos días enteros como si fueran infinitos, reemplazables, reciclables. Muchos treces de marzo, muchos primeros de Enero,  Muchos  cuatros de Agosto, muchos catorces de Febrero… Zancadillas del calendario.

Le tengo que dar las gracias a mi pie. Que me devuelve todos los días a la realidad, esa realidad que nos negamos a ver y que gracias a nuestra indiferencia nos permitimos dejar pasar chances, momentos y personas. Solo por el hecho de creer que ante un horizonte infinito siempre va a aparecer otra chance que nos va a encontrar en mejor momento.. mejor vestidos, mas altos, peinaditos, recibidos de veterinarios  o con mas valor.

Odio a mi pie. Lo odio y lo amo. Odio su persistencia en  evidenciar mi fragilidad, el pensamiento inmediato de una vida acotada a la que me lleva. La necesidad de avisarme que estoy dando cada paso y que de cada paso no puedo volver atrás…  todo eso me tortura, no me tortura el dolor pues el pie solo emite una simple mueca, pero es una gotera en un cuarto vacio, repiqueteando, haciendo eco en las paredes de mi cabeza. Amo su advertencia de aprovechar cada día, de darme humildad y de hacerme pensar en lo bueno y en lo malo de ser mortal, pues al ser consciente de que uno es un ser mortal, se mira con otra perspectiva a las cosas. Algunos dicen que la muerte es el precio que pagamos por el amor. Que sin ese irremediable final no existiría el amor. Y si.. Si no hay nada que perder… el amor seria un sentimiento de morondanga. De que serviría sacrificar el resto de tu vida a una persona.. si esta vida es infinita. De que serviría dedicar tiempo a una persona, si ese tiempo lo pudiésemos recuperar, si dispusiéramos de tanto tiempo como quisiéramos. Y todo vuelve a la misma idea. El amor no existe sin sacrificio. Mira a lo que me lleva mi pie. Como no amarlo.

El doctor me dijo que perdí una articulación, que dos huesos se convirtieron en uno, perdí un grado de libertad, pero no solo óseo. Perdí la libertad que me daba el creerme infinito, irrompible e invencible. Lo cambie por un macabro reloj que paso de por medio me hace pisar la tierra.



2 comentarios:

Julia P dijo...

Genial...
mi pie izquierdo?

gran pelicula

Anónimo dijo...

"En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la "Historia Universal": pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer. Alguien podría inventar una fábula semejante pero, con todo , no habría ilustrado suficientemente cuán lastimoso , cuán sombrio y caduco, cuán estéril y arbitrario es el estado en el que se presenta el intelecto humano dentro de la naturaleza. Hubo eternidades en las que no existía; cuando de nuevo se acabe todo para él no habrá sucedido nada, puesto que para ese intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en el girasen los goznes del mundo. Pero, si pudieramos comunicarnos con la mosca, llegaríamos a saber que también ella navega por el aire poseída de ese mismo pathos, y se siente el centro volante de este mundo."

FN