2/02/2011

Mundos

Mundos

de Aldo Panigazzi, el Viernes, 08 de octubre de 2010 a las 16:06
La mayoría de las veces cuesta darse cuenta, aunque sea evidente, aunque este frente nuestro todos los días, todo el tiempo, en los mas grandes acontecimientos, en los minimos detalles; todos los días somos solo personas tratando de abrirse camino, que es lo que esta tan mal en el mundo que nos hace cerrarnos a sentir a vivir, ¿ a quien estamos corriendo? ¿ De quien estamos escapando? Y no es solo que no nos damos cuenta del universo que alberga la persona que tenemos en frente, esa que vemos todos los días, con la que hablamos del tiempo y menudencias cotidianas puramente superficiales, tampoco nos damos cuenta de el universo que tenemos dentro nuestro ¿hace cuanto que no hablaste con vos? ¿Hace cuanto que no paraste un segundo y pensaste lo que estas haciendo? Y es esa urgencia la que no sé de dónde sale, y es esa meta la cual no conozco que me hace seguir adelante. Esa meta que perdimos, esa meta de la que solo quedo la inercia que nos invita a avanzar… solo para no cambiar las cosas… y todos los días nos levantamos, portando ese dejo de sonrisa, ese esbozo de sonrisa que se genera por que todavía nada salió mal…
Muchas veces me encuentro semidespierto semidormido con un noticiero indescifrable de fondo, todavía en mi cama, feliz no se porque razón, pero feliz al fin, aunque solo sea por breves segundos por que el noticiero tiene una increíble eficiencia en ponerte con los pies en su mundo, el mundo del noticiero lleno de datos del tránsito,, de la agenda de los políticos y los partidos que pasaron o van a pasar, un par de robos para ponerle picante al asunto y alguna que otra canallada, que para ser sincero tiene más lugares comunes con mi mundo de los que yo intento que tenga, después de despabilarme, a eso de 7 cuadras de mi casa empiezo a meterme en el otro mundo, el mundo de lo cotidiano el mundo donde se puede confundir un martes de un miércoles, donde media hora pasa volando como las otras 47 medias mas, y así un día y otro y otro, avanzan sin temor y sin diferencia al igual que hormigas en mi pasillo, y a eso es a lo que mas le temo, a los martes redundantes durante toda la semana, a no sentir diferencia alguna, es por eso que lucho con todas mis fuerzas para sentir, aunque sea un poco, a marcar cada día con algo nuevo con algo importante triste, alegre, de amor o de odio. No quiero ver calendarios cambiarse y que solo cambie eso. Y es que en ese mundo las prioridades carecen de profundidad, entregar un TP, terminar un plano, ir al laboratorio, llegar a fin de mes. Son cosas bastante mundanas, poco interesantes, poco relevantes en contraste con un roce mínimo, caprichoso y sutil de un amor prisionero, una pelea a muerte que dura dos semanas o ese segundo en el que me doy cuenta que estoy respirando aire y por un momento siento todos sus olores, olores que se esconden durante las otras millones de respiradas que hacemos a diario…. O nunca te paso que a veces hay una misteriosa inspirada que tiene un olorcito particular cuando caminas por la calle una mañana de invierno o cuando bajas del auto luego de un largo viaje a la playa, esa efímera evidencia del aire para decir Yo estoy acá… Yo también estoy acá odiando los días hormiga la resignación a no sentir y por ahí un día te cruces en mi camino, tratare de venderte una ilusión algo que de per se nunca se va a cumplir, intentando cambiar tu día y cambiar el mío y vivir anuqué sea 3 minutos del día.

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